Las autopistas de peaje. Las infraestructuras constituidas en régimen de concesión.

Imagen de las casetas de peaje de la antigua autopista AP-1 en Castañares. Fotografía de Europistas. 

Durante la década de los 70 del pasado siglo, la red española de carreteras registró un gran aumento de kilómetros de nuevas vías de alta capacidad que uniesen las principales ciudades con altos índices de demografía y puntos de interés entre sí, bien sea por interés de turismo o bien de interés logístico para las mercancías. La capacidad del Estado para poder absorber toda la construcción de nuevas infraestructuras era muy pequeña, por eso recurrió a una formula de construcción: las autopistas en régimen de concesión.

En 1972, las Cortes franquistas –siendo con el ministro de Obras Publicas, Fernández de la Mora– promulgaron una nueva ley denominada “Ley 8/1972, de 10 de mayo, de construcción, conservación y explotación de autopistas en régimen de concesión”. Dicha ley permitía que personas físicas o jurídicas, privadas o públicas, pudieran proponer nuevas construcciones de autopistas. Asimismo, el Estado les garantizaba la explotación de ellas estableciendo un peaje para realizar el cobro por el uso de las instalaciones y de otros beneficios fiscales a la hora de construir dicha infraestructura.

Sin embargo, el Estado concedía dichas infraestructuras por un periodo de cincuenta años, siendo vigente a partir de la aplicación de dicho decreto. El concesionario podría perder dicha concesión cuando finalizase el plazo acordado, bien por un mutuo acuerdo entre la concesionaria y la Administración Pública, u otros casos que se establecen en dicho acuerdo. Un sistema que por un lado permitía al Estado construir estas autopistas y por otro lado que las empresas mantengan dicha infraestructura, siendo después revertido a la Administración. Dicha idea se ha ido manteniendo en los sucesivos años, pero con distintos matices en la promulgación de nuevas leyes sobre las autopistas en régimen de concesión. La concesión siempre será el cobro de un peaje, pero existen distintas formas de establecer este cobro. Las más comunes son las siguientes:

  • Peaje abierto: El cobro se realiza en las casetas situadas al principio y en el final de la autopista. En las distintas intersecciones que existen en la autopista no se establecen las casetas del cobro del peaje.
  • Peaje cerrado: Es el más común en la mayoría de las autopistas. Tanto en el principio y al final de la autopista se ubican casetas de cobro de peaje. Al contrario que en el sistema de peaje abierto, existen casetas de cobro en las distintas bifurcaciones e intersecciones que existan.
  • Peaje anual: Algunos países, establecen un pago anual por el uso de las infraestructuras. Todos los vehículos que deseen utilizar las autopistas de peaje podrán hacerlo libremente pero abonando una cantidad establecida. Dicha cantidad, ofrece el uso de estas infraestructuras durante un año.
  • Peaje urbano: Se basa en el cobro por el acceso a las grandes urbes. Es un peaje que en nuestro país no se ha aplicado, pero queremos establecerlo como tipo de cobro por el uso de una infraestructura.
  • Peaje en sombra: Este peaje es muy peculiar y se puede ver en autopistas de nueva construcción. En estas autopistas, no existen casetas de peaje a lo largo de la infraestructura sino que el cobro por el peaje se establece en un contrato firmado entre las Administraciones Públicas y la concesionaria. El cobro anual se basa en el número de vehículos que circulen por esta nueva infraestructura, siendo abonado en base a los varemos establecidos.

Las ventajas y desventajas de este tipo de infraestructuras.

Las infraestructuras de peaje en régimen de concesión, disponen de una serie de ventajas y desventajas que hacen que la gente lo utilicen más o lo utilicen menos, siendo una problemática que tanto Administraciones como concesionarias tienen que resolver en cada caso de forma diferente.

Todas las infraestructuras disponen de un gran gasto por parte de las administraciones. El cobro mediante el peaje permite ahorrar dinero en mantenimiento y explotación a las administraciones públicas, siendo esta misión la que cumplan las empresas concesionarias por dicho cobro del peaje. Se podría comentar, que el peaje únicamente se cobra a las personas que lo utilizan. Mientras que si una autopista de nueva construcción es libre de peaje, el gasto se abona por todos los ciudadanos. Sin embargo, esto en muchas ocasiones no se cumple y el abono por parte de los usuarios se sigue haciendo más años que lo que indica el primer pliego de concesiones firmado. En muchas ocasiones, el tiempo en que se mantienen las casetas supera los años que debería estar dicho sistema implantado.

La seguridad de las autopistas de peaje suelen ser superior a las de alternativas gratuitas. Esta parte suele ser un eterno dilema en muchos usuarios de los vehículos. Por un lado, las autopistas de peaje normalmente suelen llevar menos tráfico que las de alternativa gratuita, ya que el cobro del peaje normalmente disuade a muchos conductores. Las alternativas gratuitas suelen ser bien pequeñas autovías que no disponen de tramos aun completos o son carreteras nacionales que van paralelas. Estas carreteras suelen ser la alternativa para el transporte pesado por carretera, transporte que tiene un mayor cobro de peaje debido al mayor desgaste de las infraestructuras.

Al ser las autopistas de peaje de reciente construcción, muchas de ellas disponen de un mejor trazado que las autovías gratuitas. Con la mejora de la normativa técnica, las autovías de nueva generación permiten disponer de un trazado completo y obtener un mayor ahorro de combustible. La disuasión de los vehículos por el peaje y por disponer de una mejor traza, siempre ha permitido obtener mejores tiempos de recorrido en todo su trazado. Sin embargo, a pesar de que el trazado sea mejor, no implica que el trayecto por las autopistas de peaje siempre sea más corto. Las autopistas de peaje siempre han bordeado desde la lejanía numerosos municipios, haciendo que su recorrido sea superior a las autovías gratuitas.

Finalmente, las autopistas de peaje suelen disponer de precios elevados que en algunos momentos pueden ser iguales o superiores al gasto de combustible que puedes tener en tomar una autovía gratuita o incluso es superior el ahorro en las alternativas por carreteras nacionales. La constancia en muchas de estas carreteras permiten que los vehículos ahorren combustible, pero en otros casos el gasto de combustible no compensa a realizar el trayecto por autopista de peaje.

Como se observa, las autopistas de peaje son una alternativa a las autopistas gratuitas, siempre sirviéndose de elementos que ayudan a ahorrar a la Administración pública bastante dinero. Aunque si bien es cierto, que en algunas autopistas de peaje el gasto de inversión es muy superior al beneficio obtenido, dando lamentables pérdidas a las concesionarias y siendo necesario el rescate desde el Estado. El Estado, mediante sociedades públicas, administra esta infraestructura y establece el cobro del peaje para obtener esa compensación por la obra civil y para mantener las infraestructuras de forma constante. Una de las soluciones que desde algunos sectores de la población apuntan como la solución viable para la eliminación de las concesiones de peaje.

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